Poema para un bello nombre
 

Qué bello nombre es tu nombre,
Uruguay.
Sonoro como una fruta salvaje
de áspera piel, apretada de jugos,
sol y carne, con sangre azucarada.
Voz de paisajes, de escondidos ríos.
Voz para que la digan
los hombres en la noche
como una consigna, una sola divisa desplegada,
Uruguay.
Qué poco sé de ti.
Sólo algo de tu historia, bordeando la leyenda.
Hombres que cabalgaban.
La furia del galope en las cuchillas.
Blancas golillas como un vuelo de gaviotas.
Y golillas bermejas aleteando en la aurora.
Y bajo los caballos
donde las sombras pintan victorias y derrotas,
tu parche de gramillas. Tu silencio de piedra.
Tu soledad de junco, tus nidos olvidados.
Gurises en los ranchos, y mujeres morenas,
blancas, pardas, esperando un retorno
en el ocaso.
Esperando. Esperando...
Qué bello nombre el tuyo, Uruguay.
Nombre para la fruta jugosa de la Patria.
Alto nombre apretado de fuerza y de pureza
como la luz y el aire que posa entre los árboles.
Te han de cantar un día todos los marineros
desde los barracones de tus puertos.
Y los esquiladores en un mar de balidos.
Y el estudiante –lámpara que sueña-.
Y el camionero que cruza tus caminos.
Y la niña que junta cuadernos y suspiros.
Todos, una mañana te han de nombrar
con voces endulzadas por tu fruta madura.
¡Uruguay!